La autora critica que los conductores de motos aparcan donde les da la gana sin dejar paso a los peatones
4 JUN 2019
De aquí al punto final de estas líneas me van a llover enemigos. Es más, tras leer las últimas diez palabras de este primer párrafo, muchos abandonarán la lectura y preferirán dedicarse al insulto. Así que, afrontemos esto cuanto antes: estoy hasta la peineta de las motos en las aceras.
Allí donde haya una acera de metro y medio, allí hay motos. Los que se creen bienintencionados, las estacionan en línea, haciéndonos el favor a los peatones de dejarnos ochenta centímetros para circular. Gracias. Se me saltan las lágrimas.
Si la acera mide tres metros, eso ya es Jauja, Una larga fila india de motos, pegadas rueda con rueda, impiden cruzar la calle y encontrar el espacio en el que encajar el cubo de la basura de la comunidad.
Las aceras de seis metros son auténticos muestrarios de motocicletas. Hasta tres y cuatro filas dejan aquel antiguo espacio para caminar en apenas dos metros libres. El caos es tal, que he asistido incrédula a violentas discusiones entre moteros porque alguno se ha quedado encerrado entre dos filas.
He revisado la ordenanza de movilidad que afecta a las motos y es un absoluto chiste a partir de su artículo 62. Esa normativa y rascarse la barriga tienen el mismo efecto. La inmensa mayoría pasa de ella puesto que también pasa la autoridad supuestamente competente.
Y, sin embargo, estoy absolutamente convencida de que la convivencia es posible. O no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar y ánimo con la información a ciclistas y peatones