Cada
semana desaparecen de 100 a 250 bicicletas que la empresa entrega a sus
empleados para que se movilicen por su gigantesco campus
Juan Pedro Chuet-Missé
Barcelona, 07 de enero de 2018
Google
puede dominar el mundo de Internet, pero no puede frenar un problema en
su sede central: la desaparición de las bicicletas para su personal.
El
gigante tecnológico tiene su sede en Mountain View, California, que se
distribuye entre cuatro edificios que suman más de 47.000 metros
cuadrados. Para que los empleados se puedan desplazar entre las oficinas
en 2007 la empresa ha dispuesto una flota de 1.100 bicicletas,
reconocidas por sus colores llamativos en el cuadro y el manillar, que
se pueden usar gratuitamente y sin reservas previas.
Cada semana de 100 a 250 bicicletas desaparecen del campus de Google, y se encuentran en las casas o comercios cercanos
Pero
los empleados de Google abusan de la confianza de sus empleadores, o
tienen mucho fanatismo por la vida sana, porque cada semana unas 100 a
250 bicicletas ‘desaparecen’ del campus.
No
es que se extravíen para siempre: los rodados son dejados frente a las
casas, al lado de comercios, aunque algunos vándalos las han arrojado al
cercano arroyo Stevens.
Medidas contra los robos
Cansada
de los robos momentáneos, Google ha contratado a una cuadrilla de 30
personas que, a bordo de cinco furgonetas, recorren Mountain View y los
vecindarios cercanos recogiendo las bicicletas, informa The Wall Street
Journal.
En 2007 Google entregó una flota de más de 1.000 bicicletas para que sus empleados se desplacen por el campus de Mountain View
Pero
para evitar la fuga de las “Gbikes”, y evitar que los empleados se las
presten a familiares y amigos, Google colocará GPS para rastrear dónde
se encuentran, e implementará un sistema para que las bicicletas queden
bloqueadas y sólo puedan ser usadas por los trabajadores tras liberarlas
con una aplicación del móvil.
El mundo ideal de Google
En
el 2015 Google quiso que Silicon Valley fuera una especie de
Copenhague, con miles de bicicletas cruzando por las calles y que sea el
medio de transporte más popular. Para ello ha invertido cinco millones
de dólares en subvencionar programas de movilidad sostenible que se
puedan aplicar en esta ciudad, cuna de las tecnológicas más importantes,
y luego ser desarrollado en otras urbes del mundo.
Por
ello no es de extrañar que, con tanta generosidad por crear un mundo
bici-amigable, los vecinos de Mountain View se apoderen de los rodados
como si fueran suyos. Incluso el alcalde de la ciudad, Ken Rosenberg,
reconoció que tras asistir a una conferencia en un campus de Google
volvió a su trabajo en una de las Gbikes. “Si están ahí, son para ser
usadas”, habrá pensado el alcalde.
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