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lunes, 28 de julio de 2014

LA BICICLETA AMENAZA

publicado en El Periódico
SALVADOR GINER Sociólogo

Hay que exigir a los responsables públicos la solución del tránsito de las dos ruedas y de los patines

DOMINGO, 27 DE JULIO DEL 2014

La humilde bicicleta es una de las maravillas que nos trajeron los dioses de la revolución industrial. Ningún otro medio de transporte puede comparársele. Amiga del medio ambiente, no consume hidrocarburos, ni ensucia el aire, pesa poco y mejora la salud. Que yo sepa solo una vez hizo odioso su nombre en la historia: fue cuando un ministro de un gobierno conservador británico creyó resolver el estancamiento económico del país recomendando a los trabajadores que se montaran en las bicis y fueran a buscar trabajo donde lo hubiera. Su infame frase on your bike!, (¡a vuestra bici!) le hizo célebre al instante. Porque la bicicleta goza de universal simpatía, de lo que el ciclista que esto escribe se alegra enormemente.

Precisamente me mueve, para promover la defensa del útil, democrático, elegante y sano velocípedo, la preocupación por el absurdo mal uso que se le está dando a la bici. Por desgracia, Barcelona misma es uno de los peores lugares de Europa a causa de los desaguisados que genera la bicicleta transformada en horror de peatones y hasta en alarma de automovilistas, por no ponerme tétrico y entrar en el asunto de los accidentes. Con las mejores intenciones, un sagaz alcalde propuso su uso universal y aún más, creó un servicio público llamado Bicing para que todos los barceloneses lo usaran tranquilamente. Si lo tienen urbes como París, nosotros no íbamos a ser menos. Tal vez nuestros espabilados ediles no se percataran que Barcelona es un plano inclinado, y que los usuarios de las bicis públicas las montarían para bajar de Sarrià, o la Bonanova, pero mucho menos para volver subiendo desde la Barceloneta o la catedral. O que pensaran que lo resolverían los camiones que trasiegan bicis de abajo arriba, y las devuelven a las paradas de la parte alta para reequilibrar la cosa. Con los gastos adicionales, cabe suponer, para el contribuyente. Eso no es barato. Además, pronto surgieron disfunciones: más de una bicicleta municipal apareció en Bulgaria o Rumania, por arte de birlibirloque. Fueron a hacer compañía a las francesas o alemanas que llegaban por el mismo método del camión sin fronteras que tantos bienes trasiega de un lado al otro de nuestro cada vez más unido continente.

Un poco de contrabando no ha parado nunca un mercado, como saben los economistas menos doctos. Lo que sí, en cambio, merece mayor consideración es el asunto de las bicis por la acera. No es asunto menor. Lo que en inglés, con su inimitable sencillez se llama off road cycling y off road biking, es una amenaza, un peligro, un mareo y una molestia constante para la tranquilidad de la gente pacífica que va de un lado a otro a lo suyo y sin incordiar a nadie. También para los automovilistas, taxistas, motoristas y buses, como saben sus conductores. Pero estos también provocan disfunciones, así que aquí el conflicto solo puede resolverse con mutua civilidad.

Algunas ciudades europeas importantes, en países de tradición muy permisiva -por ejemplo, Manchester- se han visto obligadas a prohibir drásticamente cualquier uso de la bicicleta fuera de la calzada. La comodidad para el ciclista no puede entrañar la incomodidad para el peatón. Lo que debe hacer un ayuntamiento es crear una red de carriles para bicis, y prohibirles salir de ellos. Barcelona ya la tiene. Pero en ciertos lugares las bicis se han convertido en un infierno.

Transiten ustedes por la calles del Bonsuccés y Elisabets, repletas de transeúntes, paseantes y visitantes en uno de los barrios más atractivos: entre las bicis que, sigilosamente, nos pasan rozando desde atrás y las que se echan encima por delante, sorteando con mayor o menos destreza a la gente y el estruendo de patines que les hacen la concurrencia en velocidad y riesgo para los que van por su propio pie, no parece que sea el mejor lugar para el solaz y la paz general.

Mientras tanto el ayuntamiento de la ciudad se entretiene con asuntos más importantes. Que nos digan por favor cuáles son: que el señor alcalde nos especifique claramente cuál es su lista de prioridades. Ya seremos comprensivos. Él tiene que bregar con su oposición, como manda la ley. Pero no pasa nada grave si nos las explica y nos dice qué va a hacer con las bicis incívicas. Y otro tanto debería hacer su leal oposición.

Hay que proteger la bicicleta. Fomentarla. Apaciguar el tránsito automovilístico. Pensar en el bienestar del peatón -¡nombre espantoso para una persona que camina!- pero hay que exigir a los servidores públicos, que dinero nos cuestan, la solución del tránsito de las dos ruedas y de paso el de los patines. ¿Que es difícil? Nadie dice que no lo sea. Pero para resolverlo están. Si no pueden, o no quieren, que se dediquen a otra cosa. Por ejemplo, a ir en bicicleta, eso sí, como Dios manda.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. buenas tardes de nuevo.
    esto simplemente es un negocio montado por unas concesionarias municipales osea empresas privadas adjudicatarias y que por ello es la causa de que no multen alas bicis por las aceras en Barcelona pasa igual que aquí soy un enamorado de esa ciudad pero he perdido el placer de pasear por sus bellos barrios y sus jardines monumentos por culpa de la pasividad de las bicicletas por las aceras.

    lo más gordo es cuando estás en calles se suben o bajan como Balmes o Muntaner en las cuales la pendiente facilita a esos bolidos sin control que van por las aceras ir a toda velocidad y qué dice la policía Local que no puede perseguir.

    yo estoy tan harto del tema de las bicis por las aceras que a partir de ahora cada vez que un ciclista por una cera me den un golpe voy a reclamar en la denuncia por agresión una cantidad que partirán los 400 euros eso sin contar que no me rompan las gafas en ese caso la cantidad a reclamar ascenderá como mínimo a 1.100 euros cantidad que será para el infractor y si no puedo identificar lo será reclamada a la empresa propietaria de la bici en su casa o al responsable civil subsidiario.

    pasos que voy a seguir para el procedimiento primero llamar Policía Local diré que sido agredido por un ciclista en una acera en calle tal número a tal hora esperaré a los agentes obligaré a rellenar una denuncia por agresión si se niegan llamaré a la policía nacional en ambos casos pedir un montante económico como indemnización basado en las cifras que acabo de describir.
    .si el Ayuntamiento de Zaragoza tienes dinero no multan a las bicis por las aceras tambien tiene dinero para pagarme los daños que me provocan esas cuñas sobre ruedas ya está bien ya no tengo miedo llamar a la Policía Local y decirles las cosas tal cual llegado el caso si me suelto de la lengua igual les cuento lo de mi accidente lo mismo que os conté a vosotros.

    estos señores de bici Zaragoza se están llenando los bolsillos a costa de no cumplimiento de ordenanzas basadas en el Código de Circulación esa es la razón de que esto no haya forma de pararlo, entre todos lo conseguiremos, como me den un golpe en una acera lo denunciaré.

    posiblemente redacte una carta a la intendencia de la Policía Local contándoles mi canso pelo por pelo y además y diciéndoles que cada vez que me han dado un ciclista por la acera lo trataré igual un tema de violencia de género, pues soy discapacitado y no me puedo defender la única defensa que tengo es la ley

    he tenido que cambiar hábitos uno de ellos es el de los desplazamientos por la ciudad la mayoría realizados en transporte público osea autobús me he tenido que hacer un abono de transporte trimestral para no ser agredido por ciclistas por la acera en largos desplazamientos y la verdad es que lo estoy consiguiendo eso sí pagando el susodicho Abono.

    soy un viajero incansable en los sitios que visitó paseo mucho veo muchos monumentos me emociono con lo que veo en las ciudades pueblos villas su gente sus monumentos sus costumbres su día a día pero en Zaragoza al igual que en alguna otra ciudad he tenido que dejar aparcada en parte la bella y bonita costumbre de pasear por culpa de las bicis por la acera y unas autoridades que no hacen cumplir las normas.

    hasta hace 6 o 7 años era un placer ir por esta ciudad no me tenía que preocupar de nada ni si me van a hacer daño ni de nada solamente disfrutar ahora esto es un calvario para mí y mucha gente que por una u otra razón no pueda desenvolverse en plenitud de sus facultades físicas pero que por ello llegan a renunciar a sus costumbres pero por culpa del asunto que nos ocupa estoy abocado a tomar tantas medida de seguridad que casi me obsesiono.

    un cordial saludo y feliz verano a todos

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