Periodista y escritora
publicado en El Periódico de Aragón
Estoy
harta de ir paseando tranquilamente por las aceras, paseos y bulevares
de esta ciudad y que me asusten las y los ciclistas prepotentes
encaramados a sus dos ruedas sin miramientos hacia el peatón. A veces
pasan como si manejaran un Audi, con una insolencia desmedida y una mala
leche preocupante. No son todos, vale, lo sé, pero los que son, supongo
que una minoría, se jactan de ello y ponen en peligro a los peatones;
que dicho sea de paso, somos legión, aunque no nos manifestemos por
defender nuestros derechos de caminantes, ni formemos un colectivo
reivindicativo hasta el cansancio, al estilo Pedalea, que tiene agobiado
al ayuntamiento con sus pretensiones desmedidas y su punto absurdo de
arrogancia.
¿Y qué pasa con los peatones? A nosotros nadie nos protege. Bueno, sí, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha dictado sentencia: las bicicletas fuera de las aceras y si van por zonas llenas de gente deberán bajarse de sus vehículos y transitar como los demás hasta que puedan incorporarse al tráfico. Normal, ¿no? Esto es puro civismo. Pues no. Ahí anda el Ayuntamiento de Zaragoza temeroso de la que puedan montar los ciclistas agraviados. La medida correcta es de sentido común: que los coches respeten al máximo la fragilidad de los que se desplazan en bici por la urbe, y que dónde haya carril bici en las aceras, ellos respeten los pasos de peatones, de parada de bus y de cortesía ciudadana. Así de sencillo.
Debemos tener en cuenta además que los peatones que andamos la ciudad con prisas o relajadamente somos legión frente a la soberbia de los algunos ciclistas, y nos manifestamos todos los días del año, en todos los sentidos, arriba y abajo, de un lado a otro, en silencio, sin atropellos ni sobresaltos. No conviene dar más vueltas al asunto. Hay que respetar lo que dicen los tribunales y convivir en armonía peatones y ciclistas. Cada cual en su espacio y sin presionar con las ruedas.
Se puede decir mas alto, pero no mas claro. Totalmente de acuerdo con Margarita.
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