Prohibir la entrada de coches al centro de la ciudad ha transformado su fisionomía y le ha dado una nueva vida
El proceso se inició en 2011 de la mano del PP, siendo alcaldesa @analos
Con el cambio de Gobierno local en 2015, siendo alcalde de la ciudad el socialista Luis Felipe, hubo un intento por reabrir al tráfico algunas calles
Eva Saiz
12 MAY 2019
LAS SEÑALES que advierten al conductor que avanza hacia el corazón de Huesca de que está entrando en una zona peatonal han dejado de ser un aviso novedoso y solo los visitantes que no son de la ciudad se percatan de su significado.
Hace seis años, sin embargo, cuando se acometió la peatonalización del centro de la capital altoaragonesa, el proyecto vino acompañado por una ola de escepticismo. Hicieron falta pocos meses para que la polémica remitiera y los oscenses constataran que el proyecto había transformado no solo la fisonomía de su arteria principal, el Coso, y de las calles adyacentes, sino su forma de vivir y de convivir.
— Huesca se ha convertido en una ciudad accesible y más cómoda. La peatonalización ha reactivado la vida del centro. Un cambio de fisonomía que ha favorecido la consolidación de la ciudad como polo de atracción gastronómica (con apenas 53.000 habitantes, tiene tres restaurantes con una estrella Michelin) y que esta temporada ha encontrado un nuevo escaparate mediático con el ascenso de su equipo de fútbol a Primera División. El AVE y la finalización de las autovías que deben vertebrar el noreste de España colocan al municipio en una posición estratégica, pero esa oportunidad puede tornarse en amenaza. “Somos puerta del Pirineo; estamos entre Madrid, Zaragoza, Pamplona, Bilbao o Lleida. Corremos el riesgo de que la gente pase pero no pare”, advierte el alcalde de la ciudad, el socialista Luis Felipe. Huesca busca ahora dotarse de contenido para atraer visitantes e inversión, y en esa transformación, más sutil que una peatonalización, la sociedad civil quiere marcar el paso a través de plataformas ciudadanas como Huesca Suena.
— El proceso de peatonalización se inició en 2011 de la mano del PP. El Consistorio incorporó al proyecto a los representantes sociales de la ciudad, consciente de las reticencias que toda peatonalización suscita. “En el centro estuvo la sociedad civil. La gente aportó y motivó”, explica Ángel Crespo, que participó en el Plan de Movilidad como presidente de la demarcación de Huesca del Colegio de Arquitectos.
— La empresa no fue fácil. El Coso se consideraba la M-30 oscense. Esta avenida y las calles aledañas estaban abiertas al tráfico y era habitual ver coches aparcados en doble fila. “De las 300 calles de Huesca se peatonalizó un centenar, se invirtieron casi 10 millones de euros, se abrió un parking y se habilitaron zonas azules”, recuerda Gerardo Oliván, portavoz del PP oscense y responsable del Plan de Movilidad en 2011. Un año y medio después, los peatones en el centro se habían incrementado un 53%, el uso de bicicletas subió un 200% y un 25% el del transporte público. La circulación en automóvil descendió un 83% en el casco antiguo, según un estudio presentado por el Ayuntamiento en 2014.
— Maite Muñoz y Ruth López esperan a sus hijos a la salida del colegio El Parque, en pleno centro. “No tener que estar pendiente de los coches si el niño se te escapa es un alivio”, coinciden. Con el cambio de Gobierno local en 2015, hubo un intento por reabrir al tráfico algunas calles, pero la contestación frontal de los vecinos evidenció que los efectos de la peatonalización habían calado. “Ahora hay que adaptarla a las nuevas necesidades”, apunta Crespo.
— A los comercios tradicionales se han incorporado tiendas de ropa y complementos, joyerías y franquicias. “Que la gente pueda pasear es bueno para las ventas”, sostiene Isabel Claver, presidenta de la asociación de comerciantes. Por los escaparates del Coso Bajo pasan 80 personas cada cinco minutos. Claver calcula que las ventas se han podido incrementar entre un 15% y un 20%.
— Quien se ha visto enormemente favorecida es la hostelería. “Los bares han reforzado su capacidad con las terrazas. El ascenso del Huesca ha sido un milagro. Los días de fútbol estamos llenos”, explica Carmelo Bosque, presidente de la asociación de hostelería. El potencial gastronómico es uno de los principales alicientes que la ciudad busca trasladar a otros ámbitos para seguir creciendo. “La peatonalización ha transformado Huesca y la ha hecho más sociable, ahora tenemos que reivindicarnos para hacer que sonemos fuera”, señala Miguel Ángel Otín, secretario de Huesca Suena, una plataforma formada por empresarios, profesionales y ciudadanos.
https://elpais.com/elpais/2019/05/06/eps/1557161500_407205.html
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ResponderEliminarLas bicis, patinetes y todo tipo de cacharros circulan entre los peatones con total impunidad incluso por las aceras. El intento que se hizo el verano pasado para restringir aunque fuera temporalmente el tráfico de bicicletas se vio frustrado por -sobre todo- una repentina y milagrosa conversión del PP a la causa "probibi-en cualquier parte". No puede ser que en los temas de movilidad estemos dependiendo de las circunstancias político-electorales. Huesca en Bici -perteneciente al lobby ciclista- aboga sensatamente allí por quitar las acera bici YA, Pedalea, su equivalente en Zaragoza, se muestra extraordinariamente comprensiva no ya con la NO disinstalación, sino incluso con nuevas implantaciones de tramos de acera bici. Las aceras, paseos y plazas deben estar LIBRES de cualquier tipo de circulación y aparcamiento de vehículos. Y las calles peatonalizadas, como el Coso hoscense, solo permitidas para ACCESOS puntuales a domicilios y garajes o a repartos en horarios restringidos, eso tanto para autos como para TODO tipo de vehículos. Vale ya de demagogia oportunista, por favor.
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